La Higuera
Junto con el almendro y el algarrobo, la higuera es uno de los árboles más característicos del paisaje rural de las Islas. Se la puede ver configurando higuerales o bien aislada, en mitad de un campo de cultivo o cerca de los caminos, acogiendo bajo sus ramas a alguna que otra oveja o cabra, que buscan sombra en las bochornosas tardes de verano.
La higuera (Ficus carica) es un árbol originario de la zona sur-oriental de Europa, introducida en tierras occidentales del Mediterráneo en época desconocida. Cultivada, puede llegar a los 5 metros de altura. Sobre todo en Formentera, es habitual eliminar el brote principal para que el ramaje crezca bajo y en gran extensión. Así es más fácil recolectar los higos, y el árbol se mantiene más protegido del viento del norte. Esta práctica hace necesario el apuntalamiento del árbol, dando lugar a las sorprendentes higueras de Formentera, que sostenidas por infinitos palos (estalons) parecen árboles míticos, imaginados quizás por Salvador Dalí.
Es un árbol muy productivo: la producción de frutos es continua, por lo que en el mismo brote se encuentran higos en diferente grado de desarrollo. Cuando se realiza la cosecha a finales de verano todavía hay higos que están formándose, detendrán su desarrollo durante el invierno y continuarán madurando en primavera. Estos higos tempranos, del año anterior, se llaman brevas (en catalán figues flors).
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